CUENTOS DE UN AUTOR MEXICANO

Rigel Barros: Historias que Inspiran

Descubre los cuentos y microrrelatos que destacan por su profundidad y un ingenioso sentido del humor.

Conoce a Rigel Barros

Rigel es un escritor de cuentos y microrrelatos que se caracterizan por su profundidad y un agudo sentido del humor. Amante de la música, sus bandas y artistas favoritos incluyen a Pink Floyd, The Police, Eric Clapton, Dire Straits, Andrew Bird, Dave Matthews Band, Jorge Drexler y Jarabe de Palo. En cuanto al cine, disfruta de las obras de directores como Brian de Palma, Tarantino, Kubrick, Guillermo del Toro y Damián Szifrón.

 

Además de la escritura, a Rigel le gusta jugar ajedrez, un pasatiempo que complementa su inclinación por los desafíos intelectuales. Entre sus autores preferidos destacan Julio Cortázar y Yann Martel, cuyas obras lo inspiran en su propio proceso creativo.

El Viaje de Rigel

Key milestones in Rigel Barros’ career as a writer and water conservation advocate.

2016

Universidad de Babson College

En agosto de 2016, Rigel da un paso importante en su vida académica al iniciar su licenciatura en Economía en Babson College, una prestigiosa universidad ubicada en Boston, Massachusetts.

2016

Premio Michael J. Conlon

Segundo lugar en el premio de escritura universitario Michael J. Conlon

2017

Wooten Prize for Excellence in Writing

En Abril del 2017 Rigel ganó primer lugar en el premio de escritura Wooten Prize for Excellence in Writing

La Piraña

Abajo nos espera la piraña. Parado junto a la orilla, hago una última revisión: máscara desempañada, regulador conectado, manómetro con oxígeno lleno. Lucas ya revisó el equipo del senador de Texas y ahora le está ajustando el chaleco a Jonesy, un niño de 10 o a lo...

3:58

Enciendo el coche. Primera, segunda velocidad: el GPS marca 3:58 hasta Acapulco. Solo necesito aguantar un par de horas para cambiar el desmadre que es esta ciudad por mar y olas. Por una cervecita con sal y limón. La radio se prende a la mitad de un rap de Calle 13....

Aliento

100%   Las peores tragedias caen en domingo. Quién nos va a cuidar si nadie está trabajando, ni siquiera Diosito. Solo los de los puestos de mercados. Y nosotros, los taxistas. Pues ese domingo llevé al pasaje, un joven como de treinta y cinco años, vestido muy...

Cerillos

Me despierta su mensaje: «Déjate ver, Stig. Ven a cenar para que conozcas a mis amigos de la uni».  Arrincono la idea. La atrapo, la tiro al piso. Falta tan poco para el año. Llevo trescientos sesenta y dos días, para ser exactos, así que no, imposible. La ansiedad de...

En la incisión del tiempo

Marcos bajó de la aerocápsula unas cuadras antes de llegar. Decidió caminar el resto, para agarrar valor, y mientras lo hacía volteó hacia arriba con cierta resignación. Observó el domo de cristal que envolvía a toda la ciudad.  La protegía de una lluvia que ahora...

Sin ratón

Me pasó en el Walmart, una semana antes de Navidad. Venía saliendo de la sección de tecnología con una computadora envuelta para regalo —de esas grandes y pesadas que usan los jóvenes para trabajar, toda pantalla, que no hacen ningún ruido, que hasta traen una tabla...

Ni frío, ni calor

—¡Despierten, pendejos!   Rogelio ya se había levantado y nos gritaba desde la portería, regañándonos a todos y a ninguno en particular. Cinco minutos y ya íbamos perdiendo. El gol había caído porque Torrents quiso hacer una gambeta enfrente de nuestra área, más...

Notas para la investigación de la Señorita Flores

16 de abril, 2023   Lo encuentro a las 3 p.m. en la barra del Hooters viendo el partido, tal y como me lo anticipó la señorita Flores. No va acompañado pero le sonríe a la mesera. Lo observo a detalle desde una mesa: bigote denso, mirada coqueta, postura ligeramente...

Renunciamiento Repentino

Robles resplandecen rojizos, retocando riachuelos rocosos. Ruiseñores regorgojean, reprochándole. Ramas rotas; recuerdos reprimidos. Roberto reflexiona, repasando reuniones. Reviviendo romances. Rememora ratos risueños, repetidamente reciclados. Ruge reacio: -...

Qué suerte esta jaula que nos encontramos

Él le da una cachetadita al cadenero; insolente, sí, pero amistosa, y con eso salimos del bar. Meto mi mano bajo su axila, en esa calidez que emana de lo profundo de su abrigo, y lo jalo hacia mí, mitad juguetona y mitad temblando, y yo me suelto un poco para...